martes, 26 de febrero de 2008

trabajo final

Parque biblioteca españa:

El proyecto del parque biblioteca de Santo Domingo o España es distinto a todos los demás. Está enclavado en todo el centro de la comunidad. Arquitectónicamente es diferente. De un lado porque es un terreno complejo donde hay pendientes de más de 45 grados. No es un proyecto plano, por ello se hizo en altura, que une, a través de plataformas, tres torres y los espacios públicos de los alrededores.
El diseño está inspirado en la obra de la artista mexicana Perla Krause y plantea la construcción de tres rocas artificiales que se relacionan con la geografía del lugar. Por la infraestructura y el diseño, la arquitectura de esta obra es la más fuerte y simbólica. De acuerdo con Juan David Vieira, director de Parques Biblioteca, será de mayor recordación por su concepción artística y todos los elementos que la diferencian: madera y vidrios de colores.
La forma en roca de los edificios podrá verse desde distintos lugares y se convertirá en uno de los símbolos de la ciudad, en materia de edificaciones. En la noche, esas rocas serán unos faros que iluminarán la ciudad.

Asi empezo nuestra aventura, asia el metro cable y como ultima estacion el parque biblioteca españa...
Todo muy tranquilo en la estacion universidad, algunos un poco retrasados pero al final todos llegamos... Con gran espectativa y un poco de jocosidad arribamos al metro, lo que veriamos seria irrepetible....

lunes, 25 de febrero de 2008

Resumen

Resumen:
La imaginación y el arte en la infancia.

Capitulo1:

ARTE E IMAGINACIÓN.

Llamamos Actividad creadora a toda actividad humana generadora de algo nuevo, ya se trate de reflejos de algún objeto del mundo exterior, ya de determinadas construcciones del cerebro o del sentimiento que viven y se manifiestan únicamente en el ser humano. Si observamos la conducta del hombre, toda su actividad, percibiremos fácilmente que en ella cabe distinguir dos tipos fundamentales de impulsos. Uno de ellos podría llamarse reproductor o reproductivo; que suele estar estrechamente vinculado con nuestra memoria, y su esencia radica en que el hombre reproduce o repite normas de conducta creadas y elaboradas previamente o revive rastros de antiguas impresiones.
Es fácil comprender la gran importancia que tiene, para toda la vida del hombre, la conservación de su experiencia anterior, hasta que punto eso le ayuda a conocer el mundo que le rodea, creando y promoviendo hábitos permanentes que se repiten en circunstancias idénticas.
Resulta ser que nuestro cerebro constituye el órgano que conserva experiencias vividas y facilita su reiteración. Pero si su actividad sólo se limitara a conservar experiencias anteriores, el hombre sería un ser capaz de ajustarse a las condiciones establecidas del medio que le rodea. Cualquier cambio nuevo, inesperado, en ese medio ambiente que no se hubiese producido con anterioridad en la experiencia vivida no podría despertar en el hombre la debida reacción adaptadora. Junto a esta función mantenedora de experiencias pasadas, el cerebro posee otra función no menos importante.
Se desconoce el nombre de los autores de la gran mayoría de los descubrimientos, como justamente advierte RIBAUD y la comprensión científica de esta cuestión nos hace ver en la función creadora más bien una regla que una excepción. Es cierto que las cotas más elevadas de la creación son, hoy por hoy, sólo accesibles para un pequeño grupo de grandes genios de la humanidad, pero en la vida que nos rodea, cada día existen todas las premisas necesarias para crear; y, todo lo que excede del marco de la rutina encerrando siquiera una mínima partícula de novedad tiene su origen en el proceso creador del ser humano.
Entendiendo de este modo la creación, vemos fácilmente que los procesos creadores se advierten ya con toda su intensidad desde la más temprana infancia.
Entre las cuestiones más importantes de la psicología infantil y la pedagogía figura la de la capacidad creadora en los niños, la del fomento de esta capacidad y su importancia para el desarrollo general y de la madurez del niño.



Capitulo 2:
IMAGINACIÓN Y REALIDAD.
Para comprender mejor el mecanismo psicológico de la imaginación y de la actividad creadora con ella relacionada, es conveniente empezar explicando la vinculación existente entre la fantasía y la realidad en la conducta humana. Advertimos ya lo incorrecto del criterio vulgar que traza una frontera impenetrable entre fantasía y realidad. Ahora trataremos de mostrar las cuatro formas básicas que ligan la actividad imaginadora con la realidad, ya que su comprensión nos permitirá ver en la imaginación no un divertimiento caprichoso del cerebro, algo prendido del aire, sino como una función vital y necesaria.
La primera forma de relación de fantasía y realidad consiste en que toda elucubración se compone siempre de elementos tomados de la realidad extraídos de la experiencia anterior del hombre. Sería un milagro que la imaginación pudiese crear algo de la nada, o dispusiera de otras fuentes de conocimiento distinta de la experiencia pasada. Sólo las ideas religiosas o mitológicas acerca de la naturaleza humana podrían implicar a los frutos de la fantasía un origen sobrenatural, distinto de la experiencia anterior.
De acuerdo con tales conceptos, los dioses o los espíritus imbuyen sueños a los hombres, prestan a los poetas el contenido para sus obras, dictan a los legisladores los diez mandamientos. El análisis científico de las elucubraciones más fantásticas y alejadas de la realidad, como por ejemplo, los mitos, los cuentos, las leyendas, los sueños, etc., nos confirman que, las mayores fantasías no son más que nuevas combinaciones de los mismos elementos tomados, a fin de cuentas, de la realidad, sometidos simplemente a modificaciones o reelaboraciones en nuestra imaginación.
La segunda forma en que se vincula fantasía y realidad es ya más compleja y distinta, esta vez no se realiza entre elementos de construcción fantástica y la realidad, sino entre productos preparados de la fantasía y algunos fenómenos complejos de la realidad. Cuando yo, basándome en los estudios y relatos de los historiadores o de los viajeros, me imagino el cuadro de la gran Revolución francesa o del desierto del Sahara, en ambos casos el panorama es fruto de la función creadora de la imaginación. No se limita ésta a reproducir lo que asimilé de pasadas experiencias, sino que partiendo de ellas, crea nuevas combinaciones.
En este sentido, se subordina plenamente a la primera de las leyes anteriormente descrita. Estos frutos de la imaginación se integran de elementos elaborados y modificados de la realidad, siendo necesario disponer de enormes reservas de experiencia acumulada para poder construir con estos elementos tales imágenes.
La tercera forma de vinculación entre la función imaginativa y la realidad es el enlace emocional, que se manifiesta de dos maneras: por una parte, todo sentimiento, toda emoción tiende a exhibirse en determinadas imágenes concordantes con ella, como si la emoción pudiese elegir impresiones, ideas, imágenes congruentes con el estado de ánimo que nos sometiera en aquel instante. Bien sabido es que, cuando estamos alegres vemos con ojos totalmente distintos de cuando estamos melancólicos. Los psicólogos han observado hace mucho tiempo el hecho de que todo sentimiento posee además de la manifestación externa, corpórea, una expresión interna manifestada en la selección de ideas, imágenes e impresiones. Los psicólogos han designado a este fenómeno con el nombre de ley de la doble expresión de los sentimientos. Así, por ejemplo, el miedo no se manifiesta sólo en la palidez, en el temblor, en la resequedad de garganta, en la respiración entrecortada y los latidos del corazón, sino también además en que todas las impresiones que entonces recibe el hombre, todos los pensamientos que vienen a su cerebro suelen estar teñidos del sentimiento que lo domina. Cuando dice el refrán: el cuervo asustado se espanta de las ramas, se tiene en cuenta precisamente este influjo de nuestro sentimiento al matizar la percepción de los objetos externos.
De la misma forma como los humanos aprendieron hace mucho tiempo a manifestar mediante expresiones externas su estado anímico interno, también las imágenes de la fantasía sirven de expresión interna para nuestros sentimientos. El hombre simboliza con el color negro al dolor y al luto; con el blanco a la alegría; con el azul la tranquilidad; la insurrección con el rojo. Las imágenes de la fantasía brindan también lenguaje interior a nuestros sentimientos seleccionando determinados elementos de la realidad y combinándolos de tal manera que responda a nuestro estado interior del ánimo y no a la lógica exterior de estas propias imágenes.
Cuarta y última forma de relación entre la fantasía y la realidad. Esta forma está vinculada estrechamente por un lado a la que acabamos de describir, pero por el otro se diferencia sustancialmente de la misma. Consiste su esencia en que el edificio erigido por la fantasía puede representar algo completamente nuevo, no existente en la experiencia del hombre ni semejante a ningún otro objeto real; pero al recibir forma nueva, al tomar nueva encarnación material, esta imagen cristalizada, convertida en objeto, empieza a existir realmente en el mundo y a influir sobre los demás objetos. Dichas imágenes cobran realidad. Pueden servir de ejemplo de esta cristalización o materialización de las imágenes cualquier aditamento técnico, cualquier máquina o instrumento. Fruto de la imaginación combinadora del hombre, no se ajustan a ningún modelo existente en la naturaleza, pero emanan la más convincente realidad, el vínculo práctico con la realidad porque, al materializarse cobran tanta realidad como los demás objetos y ejercen su influencia en el universo real que nos rodea.
Estos productos de la imaginación han atravesado una larga historia que convendría acaso resumir en un breve esquema: cabe decir que han descrito un círculo en su desarrollo. Los elementos que entran en su composición son tomados de la realidad por el hombre, dentro del cual, en su pensamiento, sufrieron una compleja reelaboración convirtiéndose en fruto de su imaginación. Por último, materializándose, volvieron a la realidad, pero trayendo consigo una fuerza activa, nueva, capaz de modificar esa misma realidad, cerrándose de este modo el círculo de la actividad generadora de la imaginación humana.

Capitulo 3:
EL MECANISMO DE LA IMAGINACIÓN CREADORA.
Como se infiere de lo anteriormente dicho, la imaginación constituye un proceso de composición sumamente compleja. Y es precisamente esta complejidad la que constituye el obstáculo principal en el estudio del proceso creador y suele conducir a falsas conclusiones respecto a la propia naturaleza del proceso y su carácter como algo desusado y completamente exclusivo. No nos proponemos ahora hacer una exposición más o menos completa de este proceso, lo que exigiría un prolijo análisis psicológico que no nos interesa en este momento, pero a fin de dar una idea de la complejidad de esta función nos detendremos brevemente en algunos aspectos integrantes de este proceso. Toda actividad imaginativa tiene siempre una larga historia tras de sí. Lo que llamamos creación no suele ser más que un catastrófico parto consecuencia de una larga gestación.
Al principio mismo de este proceso, como ya hemos visto, encontramos siempre la percepción externa e interna que sirve de base a nuestra experiencia. Resulta así que los primeros puntos de apoyo que encuentra el niño para su futura creación es lo que ve y lo que oye, acumulando materiales de los que luego usará, para construir su fantasía. Sigue más adelante un proceso bastante complejo para elaborar estos materiales, cuyas partes fundamentales son la disociación y la asociación de las impresiones percibidas. Toda impresión conforma un todo complejo compuesto de multitud de partes aisladas, la disociación consiste en dividir ese complicado conjunto, separando sus partes preferentemente por comparación con otras, unas se conservan en la memoria, otras se olvidan. De tal modo, la disociación es condición necesaria para la actividad ulterior de la fantasía.
Saber extraer rasgos aislados de un complejo conjunto tiene importancia para todo el trabajo creador del hombre sobre las impresiones. Al proceso de disociación sigue el proceso de los cambios que sufren estos elementos disociados. Este proceso de cambios o modificaciones se basa en la dinámica de nuestras excitaciones nerviosas internas y de las imágenes concordantes con ellas. Pero las huellas de las impresiones externas no se aglomeran inmóviles en nuestro cerebro como los objetos en el fondo de una cesta, sino que constituyen procesos que se mueven, se transforman, cobran vida, mueren y en este movimiento radica la garantía de sus cambios bajo la influencia de factores internos, deformándolos y reelaborándolos. Sirva de ejemplo de tales cambios interiores, el proceso de subestimación y sobrestimación de elementos aislados de las impresiones que revisten una importancia tan enorme para la imaginación en general y para la imaginación infantil en particular.
El momento que sigue en los procesos imaginativos es la asociación, o sea, la agrupación de elementos disociados y modificados. Como señalamos anteriormente, esta asociación puede tener lugar sobre bases distintas y adoptar formas diferentes que van desde la agrupación puramente subjetiva de imágenes hasta el ensamblaje objetivo científico, propio, por ejemplo, de la representación geográfica. Y, finalmente, momento postrero y definitivo del trabajo previo de la imaginación, es la combinación de imágenes aisladas ajustándolas a un sistema, encajándolas en un cuadro complejo. Pero no termina en esto la actividad de la imaginación creadora, sino que, como apuntamos antes, el círculo de esta función se cerrará solamente cuando la imaginación se materialice o cristalice en imágenes externas.
Las clases privilegiadas han dado un porcentaje considerablemente mayor de creadores científicos, técnicos y artísticos por tener precisamente en sus manos todas las condiciones necesarias para la creación.




Capitulo 4:
LA IMAGINACIÓN DEL NIÑO Y DEL ADOLESCENTE

La actividad de la imaginación creadora resulta ser muy complicada y dependiente de toda una serie de los más diversos factores. De aquí se desprende claramente por qué esta actividad no puede ser idéntica en el niño y en el joven ya que todos estos factores adoptan aspectos distintos en las diferentes épocas de la infancia. Por ello, en cada período de desarrollo infantil, la imaginación creadora actúa de modo singular, concordante con el peldaño de desarrollo en que se encuentra el niño. Ya advertimos que la imaginación depende de la experiencia y la experiencia del niño se va acumulando y aumentando paulatinamente con profundas peculiaridades que la diferencian de la experiencia de los adultos. La actitud hacia el medio ambiente que con su sencillez y complejidad, con sus tradiciones y con sus influencias estimula y dirige el proceso creador, es también muy distinta en el niño. Son diferentes también los intereses del niño y del adulto y por todo ello se desprende que la imaginación del niño funciona de modo distinto que la del adulto.
Los frutos de la verdadera imaginación creadora en todas las esferas de la actividad creadora pertenecen sólo a la fantasía ya madura. Conforme se acerca la madurez comienza a madurar también la imaginación y, en la edad de transición, en los adolescentes a partir del despertar sexual, se unen el pujante impulso de la imaginación con los primeros embriones de madurez de la fantasía. Más adelante, los autores que han escrito acerca de la imaginación, aluden al estrecho vínculo entre el despertar y maduración sexual y el desarrollo de la imaginación. Se puede comprender este enlace si se tiene en cuenta que por entonces el adolescente asimila y resume un gran caudal de experiencia, se perfilan los así llamados intereses permanentes, se apagan rápidamente los intereses infantiles y, en relación con la madurez general, adquiere también forma definitiva la actividad de su imaginación.
Cabe preguntar si la actividad creadora depende del talento, estando muy extendido el criterio de que crear es patrimonio de elegidos y que sólo el que posee un talento especial debe fomentarlo en sí y puede considerarse llamado para crear, pero semejante planteamiento no es justo, como ya antes tratamos de aclarar. Si consideramos que la creación consiste, en su verdadero sentido psicológico, en hacer algo nuevo, es fácil llegar a la conclusión de que todos podemos crear en mayor o menor grado y que la creación es acompañante normal y constante del desarrollo infantil.
Las peculiaridades típicas de la creación infantil se dan sobre todo en los niños normales, no en los niños prodigio, lo que no quiere decir que la capacidad ni el talento dejen de manifestarse en edades tempranas. La biografía de los grandes hombres nos enseña que muchos de ellos dieron ya muestras de genialidad a los pocos años.

Capitulo 5:
LOS TORMENTOS DE LA CREACIÓN


Crear es fuente de júbilo para el hombre, pero acarrea también sufrimientos conocidos con el nombre de los tormentos de la creación. Crear es difícil, la demanda creadora no siempre coincide con la posibilidad de crear y de aquí surge, como dice Dostoievski, la tortura de que la palabra no siga al pensamiento. Los poetas llaman a este sufrimiento, tormento de la palabra. No existe en el mundo martirio mayor que el tormento de la palabra, en vano, a veces, labios enloquecidos exhalan gritos: en vano, a veces está el alma presta a arder de amor; es mísero y frío nuestro pobre lenguaje.
La estructura imaginativa surgida en respuesta a nuestro anhelo, a nuestra excitación, tiende a encamar en la vida. En virtud de los impulsos encerrados en ella, la imaginación tiende a ser creadora, es decir, activa, transformadora de aquello hacia lo que tiende su actividad. En este sentido RIBAUD compara con justeza la contemplación con la apatía. Para él esta inacertada forma de la imaginación creadora es totalmente similar a voluntad impotente.
Lo ideal consistiría en construir una imagen creadora y sólo sería una fuerza viva, real, cuando dirigiese las acciones y la conducta de las gentes, tendiendo a materializarse y a realizarse. Si dividimos la ensoñación y la imaginación creadora como dos formas extremas y en esencia diferentes de la fantasía será claro que en general, la educación del niño en la formación de imágenes posee no sólo valor parcial de ejercitación y fomento de una función aislada cualquiera, sino que posee importancia total que se refleja en toda la conducta del ser humano. En tal sentido el papel de la imaginación en el futuro no será menor del que tiene en la actualidad.
Capitulo 6:
LA CREACIÓN LITERARIA EN LA EDAD ESCOLAR.
De todas las formas de creación, la literaria u oral es el arte más típico de la edad escolar. Sabemos que en la edad temprana, todos los niños pasan a través de varias etapas de dibujo, pues el dibujo es el modo de expresión típico de la edad preescolar particularmente. En esos años, les gusta a los niños dibujar, sin ser estimulados por los adultos; a veces basta el más simple estímulo para que el niño comience a dibujar.
Las observaciones demuestran que todos los niños dibujan y las etapas a través de las cuales pasan en sus dibujos son más o menos comunes para los niños de la misma edad. En esos años el dibujo es ocupación predilecta de los niños, pero al comenzar la edad escolar, empieza a disminuir su afición al dibujo y, en muchos, incluso en su mayoría, desaparece por completo de no ser estimulada. Sólo en algunos niños, de los mejor dotados para ello, se conserva esta afición, y eso entre los grupos infantiles que disfrutan en casa y en la escuela de condiciones que estimulan su afición al dibujo y les impulsan a desarrollarla. Evidentemente, existe cierta relación interior entre la personalidad del niño en esa edad y su afición al dibujo. Por lo visto, la concentración de las fuerzas creadoras del niño en el dibujo no es casual, sino porque es precisamente el dibujo lo que permite al niño de esa edad expresar más fácilmente sus inquietudes. Al pasar a otra fase de desarrollo, el niño se eleva a un escalón superior en su edad, transformándose y cambiando también el carácter de su obra creadora.
El dibujo queda atrás, como etapa ya rebasada y su lugar empieza a ser ocupado por el arte literario de expresión que domina sobre todo en el período de maduración sexual del adolescente.
Hay un hecho básico que muestra de modo convincente que el niño debe crecer hasta alcanzar capacidad literaria. Para esto debe el niño acumular numerosas experiencias, debe lograr muy elevado dominio de la palabra, debe llevar su mundo interior a un grado altísimo de desarrollo. Este hecho a que nos referimos se cifra en el retraso en los niños del lenguaje escrito respecto del lenguaje hablado.
Es muy fácil comprender la relación existente entre el desarrollo de la creación literaria y la edad de transición. Hecho principal de esta edad consiste en el despertar sexual y de este hecho central, básico, pueden desprenderse todos los restantes relacionados con esta peculiaridad, ya que precisamente gracias a este hecho, esa edad resulta crítica o decisiva en la vida del niño. Entra entonces en ella un nuevo y poderoso factor que es la madurez sexual; el instinto sexual que destruye el anterior equilibrio estable creado en los primeros años escolares, sin que se haya encontrado aún el nuevo equilibrio. La destrucción del equilibrio anterior y la búsqueda de un nuevo equilibrio constituyen la base de la crisis que experimenta el niño al llegar a esa edad. Veamos en qué consiste esta crisis. La ciencia no ha dado, hasta el momento, una respuesta exacta a esta cuestión. Unos ven la esencia de esta crisis en el estado de astenia, en el debilitamiento de la constitución y de la conducta del niño al llegar a este período crítico. Otros, por el contrario, consideran que esta crisis se basa en el poderoso auge de vitalidad que rodea en todos los sentidos el desarrollo del niño y que la crisis misma de esa edad no es sino un reflejo de ese impulso creador. Como es sabido, en esa edad, los adolescentes crecen mucho acercándose con rapidez a las dimensiones y a la formación del cuerpo adulto. Un crecimiento análogo se observa también en la conducta y en la vida interior del adulto.
Todo un mundo de internas vivencias, anhelos y aficiones se abre a esa edad; la vida interior se complica inmensamente en comparación con la infancia. Se complican extraordinariamente las relaciones con la gente y con el medio que les rodea; las impresiones que les llegan del mundo exterior son sometidas a un análisis más profundo. Resalta una peculiaridad de la conducta del adulto estrechamente relacionada con el despertar de la actividad literaria en esa época, y es la elevada emocionalidad, la elevación de la excitabilidad de los sentimientos en el período transitorio. Cuando la conducta del hombre tiende a lo habitual, a lo invariable, no suele advertirse en esa conducta nada notable ni sentimientos relevantes. Por lo general permanecemos tranquilos e indiferentes cuando realizamos cosas corrientes en una situación habitual, pero en cuanto se rompe el equilibrio en la conducta, surge de inmediato, muy viva y vigorosa, la reacción del sentir. La emoción, la inquietud surge en nosotros cada vez que se rompe el equilibrio entre nosotros y el medio ambiente.

Capitulo 7:
EL ARTE TEATRAL EN LA EDAD ESCOLAR
Lo más próximo a la creación literaria infantil, es la dramatización de los niños, el arte del teatro. Junto a la expresión literaria, el drama o representación teatral constituye el aspecto más frecuente y extendido de la creación artística infantil. Y se comprende que le guste a los niños, lo que se explica por dos aspectos fundamentales: en primer término, porque el drama, basado en la acción, en hechos que realizan los propios niños, une del modo más cercano, eficaz y directo la creación artística con las vivencias personales.
Resulta así que, en la forma dialogada de la representación teatral se refleja con la más plena claridad todo ese círculo completo de ilusiones de las que ya hablamos en el primer capítulo. Aquí, las imágenes creadas por elementos reales, encarnan y se realizan de nuevo en la vida real aunque de modo condicional; el anhelo de acción, de encarnación, de realización encerrado en el proceso mismo de la imaginación, encuentra aquí su realización más plena. El niño, que ve por vez primera un tren, dramatiza su representación, juega a que es locomotora, golpea, silva, tratando de copiar lo que ve y experimenta enorme satisfacción al hacerlo. La autora antes citada habla de un muchachito de 9 años que, al ver una máquina excavadora durante varios días no pudo recobrar la tranquilidad jugando a representarla. Adoptando con su cuerpo, en cuanto le era posible, la posición de la rueda, agitaba incansablemente los brazos con las manos dobladas como las palas sujetas a la rueda para sacar la tierra. Pese a la fatiga que le reportaba ese ejercicio gimnástico el niño siguió realizándolo durante todo el paseo por la ciudad y no dejó de hacerlo en la casa y en el patio. Los arroyuelos que corrían por las calles le excitaban más y más, haciéndose la idea de que estaba limpiando los canales y el lecho del río. Sólo se detenía para hacer de mecánico que manejaba la máquina, cambiarla de dirección, llevarla a limpiar otro río y luego, redoblando su esfuerzo, seguía incansable la máquina agitando sus cucharones.
Este espectáculo-juego se acerca tanto a la dramatización, que con frecuencia se borran todas las diferencias entre ambos. Sabemos que algunos pedagogos incluyen el teatro entre los métodos de enseñanza, ya que esta eficaz forma de expresar por medio del propio cuerpo responde a la naturaleza motriz de la imaginación infantil.

martes, 12 de febrero de 2008

clase 12 - 02 - 2008


Preparacion salida para el metro cable.